martes, 14 de junio de 2022

* Mi padre era de Buli, de la zona San Carlos

 

 


 Lo recuerdo en la nebulosa del tiempo como jugador empedernido con la brisca por eso su apodo "el rey de copas" que tenía una curiosa cábala al finalizar el juego rompía gustoso el vaso que tenía a su lado. Llegaba apenas a casa y me imploraba "no me rete" es que gané todo esto y me entregaba una manaza de billetes que yo ordenaba y sacaba la cuenta con un mínimo "cobro de impuestos".

Joven, buen mozo, tez clara y ojos verdes, sufrido, valiente; a los doce años salió de su casa -no le gustaba el duro trabajo del campo, sale  recorrer el norte, no hizo sus estudios normales. A los dieciocho años   llegó a Rancagua y comienza su trabajo en la Braden Cooper Co. Allí se pagaba bien y con trabajo y entrega llega a ser capataz por su dedicación y entusiasmo. Trabajó años en el Molino Seco y se hizo conocido de los trabajadores, incluso compartía tanto que de allí salieron dos yernos los esposos de sus hijas. Era un viejo choro y aniñado.

Harto trabajo y buen dinero pero fueron tiempos muy difíciles. Incluso recuerdo que ésa época más de alguno trabajador se atrevían a perder un dedo "accidente de trabajo" y les daban una excelente indemnización. 

Recuerdo que  siempre compraba un vigésimo de la Polla terminado en siete hasta que un día le achuntó ganando una porrada de plata hizo algunos gastos de ropa y arreglos de la casa y se farreó todo el resto encerrado en casa de remolienda de la calle Patricio Allende; es que le gustaba tanto echar "su canita al aire". Siempre muy mujeriego incluso aparecieron hijos por fuera.

Se llamaba José Ricardo y mi madre Ester, lograron tener trece hijos pero cinco no llegaron a adultos. Trabajó en Sewell pero le gustaba cambiar y recorrer; en aquella época se fué a María Elena embarcado. Durante el viaje muere un hijo de ocho meses y el capitán de la nave lo envuelven en una sábana y lo lanzaron al mar; es que no podían viajar por tantos dias con un fallecido.

Recuerdo que lo peor de todo fue la triste historia de mi hermanito de doce años en el mineral como faltaban ingresos ya que eran muchos y el niño queria trabajar -era joven, de ojos verdes y claros muy hermoso. "Ven a mi casa" le indica un jefe gringo, para ayudar en casa; ellos no tenían hijos y poco a poco le dieron mucho cariño y lo fueron conquistando. Se encariñó tanto que pasaba más en la casa del jefe que de sus padres.Como pasaba el tiempo y no lo veían, su padre lo fué a buscar ante tanto silencio pero la familia ya no estaba- ¿dónde se fueron? las investigaciones indicaron que al retirarse del país iban con un niño pero con el apellido del jefe.

Será talvez por eso que siempre me gustaron los ojitos verdes claros.

Viejo y enfermo, con una trombosis complicada fué al médico quien le aconsejó un vasito de vino al día así duraría muchos años, es que era un tremendo antioxidante. Claro duró diez más pero nunca respetó la medida de la medicina de un vasito.

Muy cariñoso con sus dos hijas menores, protector, en las fiestas siempre las iba a dejar y las esperaba afuera hasta el término de la pichanga. Con  la familia que era numerosa fué siempre caritativo ya que era pobre y muy numerosa, compró terreno, casa, animales para que trabajaran sus cercanos.

Siempre se preocuró de los caminantes  "torrante que pasaba" lo invitaba. Se esmeraba en atenderlos recordando sus viajes y pellejerías de su vida y recorridos con tantas historias a veces puedo pensar que estoy intentando recordar al insigne Oscar Castro que con sus retratos de este Rancagua nos hizo guardar tiempos de trabajo y esfuerzo.

A la memoria de un hombre esforzado, valiente y aventurero, en agradecimiento a todo lo que me dió en vida, entrego este testimonio de amor a mis hijos, nietos y toda la familia.

H G V- Rancagua  ( "días plenos")

Hilda

 

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