domingo, 16 de septiembre de 2012

* Celebrando un nuevo año Rancagua-Aniversario institucional



Imposible.
La sentencia es inequívoca. No pueden organizar ustedes la fiesta aniversario por el duelo nacional que estamos viviendo, ello lo impide.
Escudriñamos su rostro pero en vano, resulta impenetrable. Una fotografía del capitán general sonríe duramente en su escritorio como diciéndonos: ¡ninguna concesión!  Hay que darles guaraca señores!
Y en la muchachada había como nunca el deseo de juntarse, bailar, celebrar después de largo tiempo sin oportunidad.

La muerte de un alto uniformado como que había provocado la prohibición de manifestaciones y la convocatoria  parecía francamente inconveniente, mas aún falta de decoro y delicadeza para nuestros uniformados. Pero, hagásmosla en otro local pensamos como solución y partimos a a recorrer varios: de los trabajadores de ferrocarriles, del sindicato de panificadores y el de una junta vecinal, todo esfuerzo en vano; resultaban inconvenientes  para tamaña fiesta. Pero como no estamos solos pedimos instrucciones con nuestro sindicato, contamos la situación y la respuesta rápida fue “nada que ver con el argumento del ejecutivo- fuera de foco y extemporáneo; cuenten con el visto bueno por supuesto para una actividad del personal. El duelo oficial había terminado hace días y celebrar una fiesta con el acontecimiento de la empresa era una esperada forma de alegría con todos los estamentos que de una u otra forma no compartíamos.
Volvimos pues a la carga, por algo estábamos representando a toda la gente, era necesario jugarse las últimas cartas, con argumentos, diálogos….al final humo blanco pero con una condición: deben procurar música suave, respetuosa, alguien podría tildar el jolgorio del cumpleaños en una muestra de sedición. Cualquier inconveniente, mal entendido, podría hacer volar las cabezas de dos delegados entusiastas.
Con cautela pedimos al hombre de la música a quien llamábamos como Totó y su órgano, que la partida fuera lenta y suavemente, que no nos acusen de faltos de respeto, burlescos o demasiados alegres.
Se empezó a juntar la gente, todos muy entusiasmados, luciendo sus mejores tenidas. Llega el aperitivo, sabrosón, invitando a la conversación, suave música incidental, saludos y abrazos cuando aparece el gran jefe, serio e inquisitivo, con su fino bigotillo, la mirada inspectiva revisando todo el escenario. Nos miramos con Rigo-estamos transpirando –es la emoción- y llega el momento clave, le hacemos la decisiva seña al Toto y parte la fiesta!
Toto mira atrás al tipo de la lotería quien pareciera sordo y enajenado pues golpea la batería de una forma impresionante dando comienzo a la tremenda cumbia “un año más”….todos salen a bailar mientras me parece ver rodar dos cabezas al redondel que todos entusiastan pisan…..¡qué decibeles!
Vienen las rondas de empanadas, las brochetas de carne, los tragos, la alegría está que arde, las parejas se multiplican, nadie quiere perderse la cueca, el tango, la cumbia y bueno….el bolero para los eternos romanticones-el ambiente es verdaderamente explosivo.estamos en el momento peak celebrando con mi compadre-uuuffff!que tremendo trabajo ha provocado todo esto, problemas pero es un tremendo éxito , pero cuidado! Vemos aparecer el “cabece de ajo”, gotas escurren por su frente, tiene una sonrisa de oreja a oreja, está un tanto chispeado y algo raro....sonríe!, se nos viene encima literalmente pero para abrazarnos atropelladamente y nos dice emocionado:
¡ésta era la fiesta que yo quería pues! –    (se escucha un sonoro PLOP!)- Pailones…..y cómo no se nos ocurrió a nosotros!!
 

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