Compartimos en nuestro grupo la charla del Papa Francisco y los apuntes que intenté tienen que ver con la parte cuarta que me hizo entender y acercarme mucho más al vicario de Cristo. Tiene 83 años, lo veo preocupado, pide siempre oraciones por él. Lo veo "frágil". Le cuesta pero sigue. Buenas palabras para nosotros, los asustados. Nos paraliza esto del Covid. Temor, tristeza pero también esperanzas. Un tiempo de prueba para la fe débil. No perdamos pues la esperanza. Hay seguir con la oración a tope. Es el momento de invitar a perseverar, seguir, continuar.
La vida después de la pandemia, es un libro gratuito y disponible para todos. En la cuarta parte "Un ejército invisible" me llevó a pensar algunos importantes ideas: La lucha contra este Covid es una guerra y todos nosotros estamos en este ejército que trabaja junto con las armas de la solidaridad. Verdad que son tiempos difíciles cuando hay grandes desconfianzas aún quizás esperando "migajas" de los poderosos. Una tremenda y persistente desigualdad, para sostener los acostumbrados privilegios. No encerrarse en la queja persistente sino arremangarse y seguir por las familias. Una buenísima actitud que nos da esperanzas, al ver multiplicar el pan en los comedores comunales, con dos cebollas y un paquete de arroz inventan un delicioso guiso para tantos. Pienso en los enfermos y los ancianos que nunca aparecen en los grandes medios, como también los campesinos, agricultores. Quiero que sepan, decía nuestro Papa Francisco, que nuestro Padre Celestial los mira, valora y reconoce. Es muy difícil quedarse en casa: los que viven en una pequeñita casa, imagino los presos, los migrantes. Ustedes colocan el cuerpo junto a ellos para hacerles sentir las diferencias menos dolorosas. A todos felicito y agradezco de corazón. Que los gobiernos entiendan, que comprendan y colaboren. Hoy son las personas comunes que están unidos para curar, cuidar, compartir. Sé que ustedes han sido excluidos de los beneficios de la globalización. Los medios les golpean doblemente. Muchos de ustedes viven "al día" como los vendedores ambulantes, los recicladores, feriantes, pequeños agricultores, constructores, costureras. Son independientes. No tienen salario estable para resistir este momento complicado y la cuarentena se hace insoportable. Quizás pensar en un salario universal. Quiero invitarles a pensar en "el después" porque esta tormenta va a terminar y sus graves consecuencias ya se sienten. Ustedes no estan improvisando, tienen la cultura, la metodología "Sabiduría"´ que se amasa con la levadura de sentir el dolor del otro como propio. Las tres "t" que ustedes defienden "Tierra, Techo, Trabajo". Espero que este momento de peligro nos saque del modo "piloto automático", sacuda las conciencias dormidas y permita una conversión humanista y ecológica que termine con la idolatría del dinero y ponga la dignidad y la vida en el centro. Nuestra civilidad tan competitiva e individualista con ritmo frenético de producción y consumo, sus lujos excesivos y ganancias desmedidas para poner el cambio, repensarse, regenerarse. Ustedes son constructores indispensables de ese cambio impostergable; es más, ustedes poseen una voz autorizada para testimoniar que esto es posible, Crisis y privaciones, con pudor, dignidad, compromiso esfuerzo y solidaridad y transformar la vida familiar : "Sigan en la lucha, cuidense como hermanos. Rezo por ustedes. Rezo con ustedes. Dios les bendiga y colme de su amor y los defienda. Esa fuerza que los mantiene en pie y no defrauda. Recen por mí, también lo necesito.
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