La calle era nuestra cancha de futbol, pasaba una acequia por fuera de los Riveros y caía la pelota al agua de vez en cuando, quedaba muy dura y dolía el pelotazo. El técnico de aquellos años era "Manuelito Vera" quien trabajaba con la Señorita Anita, una profesora jubilada que entrada en edad era un verdadero amor de persona: cariñosa, cercana y "apachadora".
Los partidos eran muy entretenidos, nunca pensamos en el reloj, correr, hacer pases e intentar ganar, traspirar, reir, gritar. Al partir había que "elejirse" a los jugadores partiendo por los mejores y los malitos para el final-adivinen en que grupo iba yo. Pero jugábamos mojando de verdad la camiseta, la verdad que eran momentos de disfrutar.
Es que no había vehículos en la calle en aquellos tiempos, lo que era una delicia, no nos molestaban y todo era cancha.
Fueron buenos tiempos. Simples, sencillos, alegres y unidos.
Buen barrio "mi Pablo Rubio".
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