Tuve una suerte enorme visitar a don Guillermo; aunque tenía mis dudas ("es que puedo molestar, quizás no quiera recibir, que...." y todas las trancas que se colocan por delante) resuelto partí el dia jueves a saber de su salud-una visita "de doctor" corta y precisa. Toco el timbre y me recibe su hija Mary con una sonrisa y me invita a pasar. Lo veo aparecer contento, animoso, con entusiasmo me digo "este señor sabe brindar ánimo verdadero con su forma de saludar y sonreir".
Asiento por favor, y descubro con alegría que tiene unos deseos de compartir y conversar que da gusto;con verdadero afecto recuerda su familia:
" éramos doce hermanos 7 varones y 5 mujeres-recuerda los hombres Fernando, Pedro Nicanor Luis, Roberto y Nano "el artista". y yo- se detiene y agrega emocionado.....pocos quedan ya". Vivíamos en Las Rosas, y a los catorce años llegamos a Requínoa- la verdad es que trabajé en todo (antiguamente las haciendas eran enormes) poco a poco fuí cambiando de oficio: en la fábrica de tejidos-que estaba en esta zona y que posteriormente se fueron a Santiago, después fábrica de conservas en California, en animales en Cerrillos, me recuerdo que en uno de los trabajos con el tractor y haciendo un alto me fuí a remojar al canal para aplacar el tremendo calor y sorpresivamente caí al agua consumiéndome entero; llegando a casa y muy cansado, me acosté mojado y me quedé dormido-sin darme cuenta lo que me produjo una dolorosa ciática en la cintura, todavía la sufro.
Seguían los trabajos- continuamos en selección de semillas, después laborando en la confección del camino hacia Angostura con dos años duros. Es que empecé de a poco, de cero, y miraba y aprendía y seguía con ganas.
Bueno, me casé y la familia creció en 4 hijos 3 mujeres y el varón, aparte de ello logré con mucho esfuerzo hacer mi casa de ladrillo a mi gusto y con mucho cariño.
Rescato una fotografía "de los tiempos de Pinochet" que nos invitaron a un operativo en el campo y estuvimos cortando el pelo a una hilera de niños de escasos recursos. Una figura de todos los tiempos, con su servicio, empeño, trabajo y familia que siempre recordamos en Requínoa.
"Venga cuando quiera" me dice contento, me da la mano y sonriendo me dice "hasta la próxima". Ahora-al enterarme de su partida definitiva, me queda elevar una oración agradeciendo el contacto, entrega y confidencias; importante también esta fecha que celebramos un dia muy especial.
Vienen algunas notas más van "entrando en prensa en breve".
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