VÍA CRUCIS DE LA VIRGEN DOLOROSA
Escrito por Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM
Hermosa oración que tuvimos la gracia de compartir este viernes santo como desarrollo de esta Semana Santa.
Recordamos los pasajes maravillados y tristes con la imagen de la Madre Santísima muy emotivos, recordando la imagen de la Madre y de su Hijo, cuando nace, lo amamanta y lo ve nacer, crecer, caminar, hablar, hasta llegar al momento de la pérdida y del dolor. En cada estación fué guardando en su corazón siempre silenciosamente, confiando plenamente en el amor del Padre.
Vivimos a través de Zoom el desarrollo al verle indefenso, disminuido, frustrado, acusado, castigado, fatigado, doliente, abandonado, crucificado ante la Madre atribulada, una forma diferente de sentir el dolor y la angustia-. Así y todo fué una hermosa oportunidad de entender mejor a nuestra Madre Celestial. Fue unánime la opinión de todos los participantes cursillistas "de colores"- que sea una buena oportunidad vivir nuevamente esta increíble oración comunitaria. Orar juntos nos hace bien a todos. Gracias hermanos queridos por esta hermosa oportunidad de este día Viernes.
En la Pasión y Crucifixión hay dos personajes que pagaron con sus propias vidas el precio de nuestra redención: Cristo, nuestro salvador y redentor, que con su sangre preciosa lavó nuestros pecados y nos abrió la puerta del cielo. Y María, la madre dolorosa, la corredentora, que por su amor inmenso hacia Jesús, padeció la agonía de su hijo, y así, consumida de dolor, inmersa en el cáliz de la sangre redentora de su hijo, comparte plenamente el sacrificio salvífico de Jesús... ¡y todo por amor a nosotros!
El camino del Calvario no solo fue recorrido por Cristo. La vía dolorosa también la recorre María, acompañando y consolando a su hijo. Su campañía y su consuelo son silentes y escondidos; desde un rincón de la calle, Ella camina presenciando todo el dolor de su hijo. María, desde su lugar, vive la pasión de su amado hijo dándole la fuerza y la gracia de su amor.
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