En los complicados días del Gobierno de la Unidad Popular, ante tanta escasez, los chiquillos del banco nos arreglábamos de alguna forma conseguir los productos necesarios para la vida, los cigarrillos, la leche, carne, harina y tantas cosas necesarias. En la oficina hice un comentario que me había sido imposible conseguir aceite para cocinar. Sin imaginar siquiera de inmediato me responde Ricardo: cuenta conmigo yo te la traigo. De inmediato voy a cancelar este vital líquido pero me dice "nó!, no quiero plata después me la devuelves, más adelante, no te preocupes por ahora. Han pasado muchos años. Nunca la pagué. Hoy quiero hacerlo significativamente con esta nota OSCAR RICARDO ya partió trasladado a la Oficina Celestial junto a tantos de los nuestros, imaginos sus risas, tallas y alegrías compartiendo esta vida-la verdadera-. y solo me queda agregar:
GRACIAS RICHARD RED -descansa en Paz!
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