Hoy, lo veo con "mis ojos de niño" muchos años ya cuando mi madre me fue a dejar a las puertas de la Escuela #63 de la ciudad minera de Sewell y yo no me atrevía dejar sola a mi mamita quien poco a poco se fue alejando sin mirar mis amargas lágrimas. Allí la conocí, era mi profesora. Una persona dinámica, cercana hasta vuelvo oir su voz. Se llamaba Isabel y tenía su casa en Rancagua en la calle Patricio Allende. En su figura, entrega, servicio quiero reconocer a tantas personas que nos enseñaron, apaciguaron, acompañaron y nos hicieron sentir persona, esperanza y futuro. Feliz día queridos profesores de mi país. UN PEQUEÑO RECONOCIMIENTO PARA TODOS LOS TRABAJADORES DE LA ENSEÑANZA tantas veces sin ninguna consideración por sus esfuerzos, cariños y vida.
Chambeque 2019
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