jueves, 9 de mayo de 2024

La "farmacia Moderna", recordando Requínoa

 

En toda la esquina hoy figuran las ruinas de Calle Comercio en toda la esquina, al frente se encuentra el Banco. Hoy no adivina un pasado glorioso de este local años ya.

Allí funcionaba con gran movimiento el servicio de Farmacia de doña Natalia Morales de Wincler con su título Quimico-Farmacéutico, por muchos años; siendo el único y completo servicio de este tipo.

Al ingresar al pulcro y perfumado local uno veía los anaqueles con los más variados productos, se veía hermoso, ordenado, producido.

Recuerdo lo que siempre estaban de moda: "Colonia Flor de Espino, la Colonia Inglesa, Alcohol alcanforado,  jabón Flores de Pravia, Aliviol, Mejoral, Cafrenal"; no olvido el Licor Delonais para el estómago, como bajativo. Sales para lavado de piés, también mostaza de igual uso, sal inglesa para limpiar "el cuerpo" lo que se hacía religiosamente una vez al mes mínimo.

Allí trabajaba mi tío Mamerto Murillo quien manejaba todos los productos, recetas, y  detalles de cada enfermedad; un tiempo estuve haciendo labores de reponedor, como se diría en estos tiempos y me gustó aprender y manejar varios detalles de este negocio, mi gran trabajo ,sin duda una larga lista de los papelillos que debía mantener en stock permanente:

Cuajo, para hacer quesos frescos, Sal de fruta: debías prepararla uniendo ácido tartárico, azúcar, bicarbonato, todo medido con una fórmula para cien papelillos que se vendían como pan caliente.

Además preparar el trasvasije de algunos líquidos que se vendían a granel; Alcohol, Agua destilada, aunque recuerdo todavía  el más complicado era  el temido  "amoníaco- muy fuerte y concentrado", que venía en unos embases protegidos con madera y había que sacar una dosis para completar con agua destilada, al momento de sacar el líquido emanaba una fuerte emanación que no te dejaba ver nada, por lo que dejaba cargando el botellón y me alejaba corriendo hasta cuando ya se completaba volvía a cerrrarlo; una verdadera odisea.

Como experiencia fué muy novedoso. Cuando entraba un cliente tu adivinabas y les sacaba la foto; algunas veces salía don Mamerto hacer algun encargo y yo atendía; quizás un caballero del campo que me demostraba poca fe: 

-dígame no más que se le ofrece....

-ehhh cuatro de cuajo, sal inglesa, un jabón y una pasta dientes, unos mejorales y.... (miraba si aparecía su amigo) ehh...dígame que más....

-pero On Mamer... no se pero, qué mas? 

le costaba un mundo, sudaba un tanto y medio colorado invariablemente agregaba...avergonzado..."y un paquete e´condones"

CHAAAA! 

Hoy los evoco con cariño: Doña Naty comiendo cochayuyo, su marido don Ewaldo que no se metía en nada, don Mamerto que lo sabía todo de farmacia-el brazo derecho- y la enorme clientela que siempre necesitaba estos productos. Hoy son enormes cadenas que crecieron y se multiplicaron; aunque hoy les ganan la sopresiva inclusión de las barberías que atienden hasta después de medianoche.

HAGAMOS AMIGOS MÍOS UN GRAN SALUD! POR LOS RECUERDOS.

CAQUI .MAYO 2024

 

Aportes, recuerdos y comentarios:  al correo     caqui2024@gmail.com; 

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