Evolución del saludo:
Antiguamente se encontraban dos señores y el saludo era haciendo una reverencia y sacándose el sombrero, “tenga Ud. Don Tenorio muy buenos días” y le respondía de igual manera: “igualmente Ud. Don Pancracio tenga muy buenos días”. El tiempo simplificó y quedó muchas veces un desabrido buenos días o buenas tardes.
Otro saludo es el adiós que se acostumbraba hacer a quienes viajaban por un largo tiempo y se acompañaba al bus o al tren agitando pañuelos. Este saludo viene de cuando las madres despedían a su marido al trabajo o a sus hijos al colegio y les decía “a Dios te encomiendo” igual que el anterior quedó solo el adiós.
Usemos entonces el adiós recordando que es una simple, pequeña y hermosa oración.
Adiós.
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