sábado, 7 de noviembre de 2020

* El matrimonio nos cambia la vida y más.

 



Nuevamente estuve recordando la partida de mi querida Oficina: Santiago San Miguel. Lo novedoso era el tremendo cambio por partida doble. Me alejaba definitivamente de la "355" para empezar el "381-Rancagua" de la histórica ciudad. Cambiaba de oficina y colegas de una alegre y querida sucursal para llegar a una media temida y desordenada oficina. Pero lo notable es que cambiaba de estado civil. Imaginen el momento de incertidumbre y de tantos cambios juntos.

El día viernes-10 de Diciembre terminaba y aparecía en Requínoa para el día siguiente trabajar en los miles de detalles de la tremenda fiesta de matrimonio. Siempre se hacía la costumbre de invitar a los colegas de la oficina. Asistían dos o cuatro pero mi tremenda sorpresa fue la llegada de muchos vehículos con alrededor de cuarenta y cinco entusiastas.

Llegaron algunos tempranos y algunos familiares los recibieron para prepararse para la ceremonia y la prometedora fiesta bailable. La querida y recordada tia Juana quiso contribuir y seleccionó a cuatro invitados que llegaron juntos. Los llevó a su casa en la Villa Jardín y distribuyó muy entusiasmada los dormitorios. "Ustedes dos jóvenes aquí y ustedes dos acá". Los varones sonrieron agradecidos ante la mirada de sorpresa de las mujeres. ¡nó por favor! Señora Juanita- ¡no somos matrimonios- sólo compañeros de trabajo.......! de igual forma este equívoco  allí nació un idilio entre dos colegas que se contagiaron y llegaron también ilusionados al altar. Hay cosas que son inolvidables que es menester contarlas aunque sean para no creerlas.

Saludos a tantos amigos que vivimos este exclusivo momento de mi vida. Abrazos!!

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