Ustedes lo dijeron una vez en nuestra historia.
Hoy son de dominio público, trabajamos juntos, sufrimos, reimos, nos alegramos, celebramos y también despedimos a varios ustedes, gente del Banco del Estado, el real, el verdadero, lo dijeron más de una vez y quedó grabada en la mente. Más de alguna recordaremos con una sonrisa, quizás alguna lágrima pero, nos acompañó y nos llenó la vida.
Los que parten no mueren porque siempre quedan guardados en nuestros corazones. Entonces chicos-para que cada uno aporte lo suyo, aquí, abajo en el comentario agregue y escriba la que recuerda (antes que olviden todo y borren la historia nuestra) pero vamos de a poco, no lancen toda la carne a la parrilla; muchas de ellas van a formar parte de un libro- o más de uno que aún no están en la imprenta sino en la cabeza y algo más bajo....en el pecho.
Hoy presentamos...
¡Apaguen la califaifa!-
Estamos en pleno invierno, la calefacción es a base de un calefactor a base de petróleo que hacían circular mediante extensos tubos el calor por la larga oficina que semejaba una fábrica de aviones por lo alto y larga. El primer contacto era la oficina de la sección agrícola y vemos al recordado “cururo” en mangas de camisa transpirando gritando a intervalos a quien quisiera escuchar….¡ya po……apaguen la califaififa!
Obvio que nunca sucedía aquello pues el resto de la oficina estaba congelada y al revés, le aumentaban los grados para sufrimiento de ... (¿como era el apellido....?).
(el aporte, comentario, recuerdo, aquí abajo..... no en el suelo! aquí abajo en este escrito- por siaca).
Quico tu te refieres al
ResponderEliminarcururo Fuenzalida.
Ricardo Rojas contaba que Alfonso Marqués de la Plata, los invitaba , como a 20 , a jugar fútbol y grandes asados. La última vez el cururo ,se pasó de copas y se trajo como 10 botellas de whisky y lo ofrecía en el bus. Fue la última
invitación que hizo. El que iba a cargo se comió la vergüenza.
ResponderEliminarCosas de cureques.
Esta es una anécdota muy buena ocurrió en una oficina de Santiago, resulta que para leer el diario o capear un rato e incluso a pegarse una pestañear nos íbamos al baño, siempre no faltaba el gracioso que le tiraban agua al que,estaba en el lugar en ese lugar.
ResponderEliminarUn colega cansado de que le tiraran agua, sin que lo notaran, saco las chaquetas de varios colegas y se fue al baño, cuando todos sabían que estaba ahí, le empezaron a tirar agua y el pedía que le tiraran más, la chacota continuaba,hasta que se ocurrió salir se encontraron con todas las chaquetas mojadas.