Estábamos
en la oficina de Rancagua pero en la “república independiente de
ahorros” que quedaba en la calle O CARROL, siete cajas- dos para
los que giran y cuatro para los que depositan (hay que estimular el
ahorro) y mi buen Pinocho en su caja mirando la fila que tenía por
delante cuando descubre a una señora con guagua-voz en cuello:
“pase
señora, la de la guagua”, ella no mostraba ningún entusiasmo en
hacer uso de esta garantía, vuelve a gritar y como no hay respuesta
tampoco interés, llama a Carlitos para que invite a la cliente a
adelantarse y no espere tanto rato. Ella “por ningún motivo”
acepta. Hasta que llega adelante, Pinocho, mi guen amigo,
galantemente le pasa el dinero y la libreta y la interroga:
señora
¿porqué no quiso pasar?-la quería atender rápido!-
- Es que no me gusta atropellar y espero mi turno señor.
- Bueno, muéstreme la guagua entonces que la tiene tan arropada
- .....es que-----
- ya po señora, sabemos que para “ninguna mamita hay guagua fea”....muestre......muéstrela. No sea malita.
- Corre el pañal sonriendo y le muestra el bulto, un perrito chico durmiendo
- ----chu....!
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