El Tato era un as como cajero. Con sus dedos largos y haciendo una mueca de mafioso deslizaba los billetes contándolos a una velocidad increíble haciendo verdadero alarde de su maestría, mientras con un cigarro en los labios deslizaba una voluta de humo mientras lanzaba algún comentario sobre el tiempo, la vida o las noticias.
-Ya! señora son cuatro millones trescientos cincuenta y dos mil cien pesos....
Ya! el siguiente!- ponte más despabilado cabrito, mira que me llaman "el muñeca de oro" que querís?
quiero cobrar el giro por veintidos mil pesos caballero
-ya ahí tenís el "par de patos".... SIGUIENTE!
así era la entretenida vida de los colegas en la oficina; en una oportunidad me pusieron en la caja en este mes de Septiembre: estaba el Iva, los pagos de aguinaldo, mientras los feriados se acercaban y todo el mundo cobraba como loco y la gente salía hasta la calle. Un tanto torpe con el numerario intentaba ordenar los billetes, timbrar las declaraciones, dar vuelto, pedir visto bueno... me mira en forma despectiva y atina a decir: "vos servís para cajero de supermercado no más....".
Es que "Don Insolencio se las traía, aunque siempre conmigo fué "buen chato cauro". En estas fechas vale este recuerdo de la gente que ahora ya no está. Trabaja en la "Bóveda Celestial", allá en la otra dimensión. (Imagino que se alegra y nos dá "una palabra de aliento.....):
."Sé que vienen muchos chiquillos a trabajar conmigo más adelante cauros, saben que conmigo ustedes... trabajan tranquilos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario