jueves, 11 de junio de 2020

Viña: más que casino y aventuras, lindos recuerdos!


Nuestro viaje a Viña y Valparaíso fué un sueño, del pibe y de todos. Aquí muy camuflados los "compadres paleteados" que lograron traspasar el tiempo para hacer recuerdos. La amistad continúa por muuuuchos años. Saludamos a todos los que ahora recordamos.

Llegamos de noche a Valparaíso, al Cerro Baró a un convento de retiros espirituales cuidado por monjitas muy solícitas y cariñosas.
Recuerdo algunos de los alumnos que participaban en ese viaje eran: Enrique Anguita, Esteban Zuñiga, Fernando Abarca, Sergio Mendez ("cakeco"), Omar Lobos, Elías Graide, Julio Ordenes,  Marcial Caro. Hugo Fredes y muchos otros cuyo nombre ya no recuerdo (si tu recuerdas a alguien avísanos para anotarlo y a lo mejor me sale otra historia). Prontamente nos asignaron las  las habitaciones, después nos llamaron a comer lo que sería la comida de todas las noches "sopitas de cuaker para reconfortar el alma".      
Al dia siguiente nos fuimos a visitar la  fabrica muy famosa: Ambrosoli en donde después de ver como se  fabricaban los dulces al salir nos regalaron un cricri  y nos dieron la posibilidad de comprar dulces de primera a buen precio y otros con algunas fallas mas baratos. Por supuesto que todos compramos para traer a nuestras casas. Después de este dulce encuentro el padre Morera nos llevo a una playa de Viña del mar que estaba cerca, por supuesto  que todos se fueron a meter los pies en el mar sin percatarse que las olas de repente salían muy afuera lo que significo que muchos quedaron enteros mojados ,  recuerdo ver al Marcial Caro mojado persiguiendo  las bolsas de dulces que se llevaba el mar por desgracia fueron muchos los que perdieron sus dulces (que se transformaron en amarga experiencia).
Otro día nos invitó al casino de viña del mar  a conocerlo donde todos queríamos tocar los instrumentos musicales lo que no le gusto nada al padre Morera y nos saco rapidito del casino por intrusetes (el responsable del grupo era él).
Otra tarde nos llevo al muelle a conocer el submarino  de la Armada,  también otros buques que se encontraban en el puerto; pudimos subir al Valdivia un buque de pasajeros para conocer pero cuando estábamos subiendo al Cakeco Méndez se le movió peligrosamente el bote donde íbamos metiéndose al agua pero los que estaban al lado lograron sujetarlo para que no se sumergiera en el mar mojándose solamente los pies. Buen susto osea los detalles no faltaban en estas historias.
La once la tomamos "románticamente" sentados en el muelle y el tremendo menú era "chancho chino enlatado" que nos daba el padrecito muy parecido a un paté , muy rico y sabroso. 
El recordar este lindo viaje es una muestra de agradecimientos a nuestro profesores y sacerdotes del Liceo San José, aprendimos a descubrir las maravillas de conocer, compartir y alegrarnos juntos viajando. Gracias!! 

Los compadres paleteados 


    

No hay comentarios:

Publicar un comentario