La
principal preocupación del viaje fueron ciertamente los niños que
nos acompañaron: con ganas y mucho entusiasmo, conversaron, se
hicieron amigos, compartieron.
Es
hermoso sembrar en la tierra fértil de la niñez y de la juventud.
Han pasado muchos años, son más de viente. La mayoría serán papás
y mamitas. Y éste fue un sueño hermoso de un viaje mágico de los
funcionarios del banco que pudimos vivirlo juntos “ a concho”
allá en el año 1990.-
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