Nos
juntamos a despedir a un ex-colega, a un amigo, a un hermano. Cuantas
historias compartidas, cuantos momentos atesorados en los años de
nuestro trabajo. Años de esfuerzos, de sueños, de proyectos.cuantas
ilusiones a lo largo de la vida todo, siempre para hacer de esta vida
algo mejor.
Vimos
como formaste una familia grande, te gustaba compartir con todos tus
hijos, los nietos. El choclón, el apretujarse con los demás
sabiendo que te quieren y que les querías. Para que decir, tus
vacaciones habituales en la costa, allá en el dorado Pichilemu, que
con extensas playas te regaló tu apelativo de por vida por quedarse
el máximo de tiempo y regresar con el tono tostado y bronceado
apasionante: el querido “cochalluyo”.
Me
quede con tu imagen nítida de tu alegría, de compartir tu espacio de
trabajo como un lugar diferente, distinto, donde se fomentara el
trabajo en equipo y las voluntades unidas para sacar adelante el
trabajo. Fue muy difícil tu cambio de vida, quedar postrado después
del accidente producido en San Fernando, nunca mas volviste a ser el
mismo.con tu dolor tu familia te acompaño siempre dedicada y
esperanzada. No había nada que hacer- partió Anita María
primero-cuando comprendio que la lucha era casi imposible; y casi
a los ocho años de sin recuperación partiste al mas allá, a vivir la
vida plena, la definitiva.
Querriamos
haber tenido muchas palabras para tu partida; quedamos bloqueados,
mudos.
Humberto
decía que lastima no expresarle lo que sentíamos en nuestros
corazones.
Luchito agregaba “aun no me puedo reponer” el termino de tu
vida fue trágico pero ahora descansas en paz en los brazos del Señor
viviendo en plenitud.
Gracias
Juan Hector, gracias por todo. Descansas en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario