Seguimos viajando, descubrimos tambien el
escenario de la batalla de Punta Gruesa, donde más maña que fuerza se colude
para lograr un triunfo inesperado y necesario; actualizamos la información que
un dia lejano aprendimos en un pupite –enriqueciendonos en el sitio mismo de los sucesos, haciendo
“viva la historia”, linda emoción que nos repleta el alma.
Seguimos juntando fuerzas para alcanzar al
salar grande-donde descubrimos la
increible sal, hecha verdaderas láminas-, un mundo de sabor nos aguarda que
parece un verdadero paisaje nevado, la cantidad es abismante, tanto que la
empresa que se dedica a esto está dándole sabor a muchos lugares del mundo.
Tambien descubrimos con sorpresa el
zoológico de “ Los Olivos” – de la curiosa localidad de “Los Verdes”-una
muestra de animales en pleno desierto es
ciertamente conmovedor, de verdad este paisaje sobrecoge.
El geogiflo del gigante –el Huiracocha -de
86 metros de altura-nos deja al borde de la fantasías……¡ por el tamaño! está dibujado
en plena montaña; con respeto escuchamos
el relato y el significado de este lugar, al terminar, nos autorizan para dejar
“un recuerdo” en estos parajes- si- ” yo estuve aquí” y lo hacemos con un
sentimiento verdaderamente “mistico”.
Nos falta el complemento al “alimento del
alma” y vamos al pueblo, es la “once pampina”con unas sopaipillas que nos
hace reir por su tamaño y gozar de su sabor y de la música del “pobre pollo”,
enamorado…..de la gallina francolina, que puso un huevo….
No hay comentarios:
Publicar un comentario