Este viernes de julio debí concurrir al control de salud. A estas alturas hay que hacer un alto y procurar un control. Al salir, acudo a la farmacia y una joven dependiente quiere hacerme una consulta sobre un cliente de la Isapre.
-Dígame, talvez pueda responder su consulta, ¿Cuál es el nombre?
-A ver, aquí lo tengo: Luciano Torres Díaz. Siempre lo atiendo pero no lo veo hace tiempo.
-Voy a consultar y le cuento después, le digo.
Al llegar a la oficina la señora Rossana queda sería y palidece un poco.
-Hay algo raro y dice: fíjese que estuve de vacaciones y al llegar archivando documentos me encuentro que Don Luciano falleció. No tengo los detalles pero me golpeó la noticia.
Voy a preguntar a una colega que ubico y me mira muy extraña: ¿cómo, cuándo, dónde?
Ahora agrego para mis coleguitas: ¿Qué nos sucede amigos?
No estamos unidos, no nos vemos, no sabemos del resto. No hay mensajes en la aplicación "Bancarios jubilosos". Por casualidad supe esta noticia, intento avergonzado de verdad, algunas letras:
Chano querido:
Discúlpame. Han pasado meses de tu partida en penosas circunstancias. Hoy en julio necesito recordar tu figura, trabajo y familia.
Una triste noticia. ¿Qué nos pasa a tus ex-colegas?
¿Es que estamos todos enfermos? ¿Es que sufrimos del tremendo mal del olvido?
Elevo mi oración en este día. Es un "viernes bancario" pedimos por tu eterno descanso. Agregamos a tus familiares en la fraternidad cristiana.
Luciano, amigo, descansa en Paz, ¡Amén!