Querida comunidad:
Hoy despedimos a nuestro ex colega, amigo, vecino
Don FRANCISCO ODEON CARO GODOY que en la Paz del Señor descanse.
Lo recuerdo allí en el Liceo San José de los Padres Josefinos de Leonardo Murialdo de Requínoa, cuando llegó el Profesor don Víctor Volpe desde Argentina huyendo de la situación política en aquellos años. De inmediato formó un coro con los estudiantes que seleccionó muy concienzudamente, logrando un magnífico coro de cuatro voces con los que logró realizar presentaciones personales en varios lugares, recordando uno de los más importantes en el Teatro San Martín de Rancagua. Grabando varios discos. En aquellos días llegaban los técnicos con una máquinas enormes que guardaban las canciones en unas cintas magnetofónicas especiales. La gente los llamaba "el coro de los niños Cantores de Viena".
Don Víctor eligió a Panchito como la voz solista del coro ya que tenía una voz privilegiada.
Una vez que se arregló situación en su patria, intentó la posibilidad de llevarse a su cantante predilecto a Argentina, solicitando la venia de sus padres. En aquellos años hablar de otro país era algo muy lejano de nuestra tierra. Diría que se perdió una joya que podría haber alcanzado la fama.
Lo recuerdo también en la zona minera de Sewell donde trabajó una época. Allí como gran organizador y entusiasta deportista participó el el "Club La Plaga" preparando torneos y encuentros de alegría y de juego colectivo.
No podemos dejar de lado sus dotes de Dirigente del Bech: Delegado de personal, también Delegado Cultural de la Oficina de Requínoa, participando en la composición de una canción que recibió el reconocimiento institucional.
Recuerdo en aquella época cuando Francisco hacía los archivos del movimiento diario de la empresa: tenía una letra privilegiada que sorprendía incluso a los Inspectores que llegaban de vez en cuando a los controles. ¿Quién hizo los legajos?
-Panchito, les decían, recibiendo alabanzas por sus letras especiales.
También se destacó como Concejal de la I. Municipalidad.
Gran conversador. Siempre tenía alguna historia que compartir.
Publicitaba sus muebles de fierro. Comerciante: el pan nuestro, empanadas, dulces.
Nuestros últimos instantes allí en la Calle Las Dalias de la Villa Jardín ya tenía un constante declive, ya se estaba despidiendo.
Panchito se apagó un día domingo muy temprano, allí junto a SU FLOR de toda la vida.
Sobrevive sin dudas en nuestros recuerdos y pensamientos.
El grupo de Jubilados del Banco presentan los respetos por el gran cariño de nuestro colega por quien elevamos la sentida súplica de que DESCANSE EN LA PAZ DEL SEÑOR.
Seguirá ahora haciendo como tantos de sus colegas del banco:
- "el balance nuestro de cada día"
-recordando invariablemente "el feriado bancario" y el inolvidable "viernes bancario".
Descansa en paz y en la Misericordia del Buen Padre.
Enrique Anguita M.